martes, 28 de julio de 2009

Cuando el cero sea uno

Cuando el cero sea uno


Cuando el cero sea uno

el ritmo de la noche será lento, transitorio, unísono y más turbio que el desencanto

el compas de las olas se mecerá sobre mis brazos; uniforme e instantáneamente

la actualidad respirará progreso, respirará el cúmulo de ideas que han socavado.


Cuando el cero sea uno

los recuerdos sorprenderán mi memoria y coexistirán como viejos amigos

la inspiración abdicará en forma de cenizas que cubrirán tus ocultos deseos

y “the hard life” buscará la permanencia en el lago del vacío.


Cuando el cero sea uno, amiga mía

el humo se esfumará tras el último canto de mi conciencia

escucharé que mi vida se va con tu recuerdo, con la inconstruible convicción de fundirnos

y volaré sobre la “romanticidad” del tiempo, sobre la lujuria de las estrellas.


Cuando el cero sea uno, firme atracción

la relación léxica será inversamente proporcional a ti

la energía se estancará en mi corazón, y brotarán demonios de la noche

mi isla: integra y profunda, pasará por vos.


Cuando el cero sea uno, “dulce mengana”

se esfumarán las creaciones, ya no tendré que robar palabras

esperando y sin esperar, me ocultaré en tu inmanente destino

el tiempo dirá que nos vimos y nos esfumamos tras la mano de Dios.


Cuando el cero sea uno, cómplice insustituible

emanaré una cálida promesa de amor que se expandirá como un virus

seré yo, acompañado de partículas que saldrán por tus ojos: te ruborizarán

y el contactarme será un afortunado lamento incrustado en el último rincón de tu alma.


Cuando el cero sea uno, “melanséfica dulcinea”

yo seré dos y no habré nacido.

Josué Lugo


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