Cuando el cero sea uno
Cuando el cero sea uno
el ritmo de la noche será lento, transitorio, unísono y más turbio que el desencanto
el compas de las olas se mecerá sobre mis brazos; uniforme e instantáneamente
la actualidad respirará progreso, respirará el cúmulo de ideas que han socavado.
Cuando el cero sea uno
los recuerdos sorprenderán mi memoria y coexistirán como viejos amigos
la inspiración abdicará en forma de cenizas que cubrirán tus ocultos deseos
y “the hard life” buscará la permanencia en el lago del vacío.
Cuando el cero sea uno, amiga mía
el humo se esfumará tras el último canto de mi conciencia
escucharé que mi vida se va con tu recuerdo, con la inconstruible convicción de fundirnos
y volaré sobre la “romanticidad” del tiempo, sobre la lujuria de las estrellas.
Cuando el cero sea uno, firme atracción
la relación léxica será inversamente proporcional a ti
la energía se estancará en mi corazón, y brotarán demonios de la noche
mi isla: integra y profunda, pasará por vos.
Cuando el cero sea uno, “dulce mengana”
se esfumarán las creaciones, ya no tendré que robar palabras
esperando y sin esperar, me ocultaré en tu inmanente destino
el tiempo dirá que nos vimos y nos esfumamos tras la mano de Dios.
Cuando el cero sea uno, cómplice insustituible
emanaré una cálida promesa de amor que se expandirá como un virus
seré yo, acompañado de partículas que saldrán por tus ojos: te ruborizarán
y el contactarme será un afortunado lamento incrustado en el último rincón de tu alma.
Cuando el cero sea uno, “melanséfica dulcinea”
yo seré dos y no habré nacido.
Josué Lugo
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